Poemas de José Aguilar (Guatemala) 5FIPAL
José
Aguilar
Huehuetenango, Guatemala. 26 de marzo
de 1997. Soñador compulsivo. Estudiante de arquitectura. Embrión no germinado
de gestor cultural. Marimbista para la Casa de la Cultura Chiantla,
Huehuetenango del año 2004 al 2007. Actor
para las compañías de Teatro: Café Cereza y Crixus Teatro y Espectáculos,
Huehuetenango. Co fundador de la Editorial Alternativa “Quimera Editores”. Co
fundador del Proyecto Multidisciplinario para las Artes “SAQULEW”. Columnista
de opinión para el medio de comunicación “El Cuarto Poder”.
Barranco dormido
Anido en un templo
de infinitos misterios
de luces girasoles y luceros
de luceros girasoles
Y luces de luceros.
En brumas tibias
de azabache del tamborero
Rero rero, rero rero.
Aquí las cumbres se hacen cordeles
infinitos verdeazulados cordeles del jicarero.
Chachal sagrado emergido entre
Picos-esmeraldas de los cazadores de loros.
Sierra Fría. Cordillera abierta de las venas del
cielo.
Pepa de Mango. Formador del Tiempo.
Contador del espacio entre las trementinas
corpóreas que emanan del pino y el aliso.
Cerro Cacash. Flechero infinito del abismo.
Después, el cielo
Celajes que enjutan el sudor etéreo del tiempo.
Cataratas gaseosas que emanan
de la orquídea adormecida por el miedo.
Carbón vaporeo con huellas de lucierna tiernaga.
Pinceladas de ámbar
sobre el zarape infinito de los sueños.
Eterno Cazador del viento.
Y los aguaceros,
Rastros de culebras que devoran las turquesas.
Cauce del espejo sinuoso con espinas de cristal.
Lagrima de montaña madre, llanto de sierrabuela.
Río Selegua. Cerbatanero del Rincón Tigre.
Acá la tierra,
acá los vientos,
acá las aguas.
acá la vida,
acá la nada.
Este es el templo que me engendra
Este es el suelo que me abraza.
Esta es la tierra que me habita
Espejo de
agua
Me pierdo.
Soy un diente de león estéril.
Escarbo en los destinos difusos
de este infierno llamado tiempo.
Divago en la sonrisa triste
que refleja un volcán herido.
Beso el suelo
mientras recojo algunas flores.
Desciendo en forma
de azimut bohemio.
Persisto.
Me diluyo.
Soy orín de jaguar dormido,
Brújula bucólica con aguja podrida.
Gota de nubetierna,
que con nostalgia llegará al mar.
Sangre que embriaga.
Río que se pierde
en la sombra de ceibas milenarias.
Lágrimas perennes
del costado de Cristo.
Sobrevivo.
Me callo.
Soy vuelo de gorrión diabético.
Perforo bosques nubosos
con silencios agudos.
Dibujo infinitos letargos
en el trino del hormigo caído.
Emito zumbidos
en absurdos graznidos de cuervos.
Respiro.
Me desato.
Soy chasquido de huracán-coyote.
Llantoscuro
de campana huérfana.
Trémulo retumbo
de estampida en brama.
Voz que desgaja.
Canto que tatúa
memorias en pieles oxidadas.
Rugido desnudo
de obsidianas mutiladas.
Invoco.
Me pierdo. Persisto.
Me diluyo. Sobrevivo.
Me callo. Respiro.
Me desato. Invoco.
Tic. Tac. Tic. Tac. Tac.
Dónde está el fuego…
El miedo es la vena dorsal del tiempo,
es la geografía efímera
que imprime el pene calcinante sobre la tierra.
El miedo mueve.
Inunda mares,
quiebra montañas.
El miedo es un volcán.
Desquebraja.
Ceniza. Volcán. Ceniza.
Volcán ceniza.
Volcán de agua.
Volcan Pacayá
Volcán de Fuego
El miedo es la amenaza eterna
de un volcán activo que retumba
pero nunca explota.
Es la burla perpetua de los dioses
ante la fragilidad del hombre.
IV
Sangralavagina, dulce, sangra, sangra.
Sangralavagina, dulce, sangra, sangra.
Mil lenguas de fuego
consumirán las borlas de achiote tierno
que rodean tu vientre.
Dos mil lenguas de fuego
lamerán el incendio
que provocan los geranios hirvientes de tu sexo.
Tres mil lenguas de fuego,
aruñaran el túnel de barro moreno,
que ahumas en las entrañas de tu cuerpo
De pequeña te dijeron
que no jugaras con fuego,
pronto entenderás,
pequeña y desnuda flor de maíz,
que somos del fuego
que en nosotras habita.
Sangralavagina, dulce, sangra, sangra.
VI
Verano, quedate conmigo,
yo te curaré de susto en las mañanas,
untaré agua florida en tus volcanes
y acariciaré las mieles de tus vientos.
Verano...
Juntos, orinaremos el cielo
y teñiremos de rojo las estrellas,
comeremos plumas de ocelote tierno
y volaremos sobre el pico de un jaguar.
Verano...
No te vayás, cerote,
que no quiero morirme de tiempo...
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