FIPAL6: Felipe García Quintero, Colombia
FELIPE GARCÍA QUINTERO, Colombia
Felipe García Quintero (Popayán, 1973) Ha publicado los libros de poesía: Vida de nadie (Madrid, 1999); Piedra vacía (Quito, 2001); La herida del comienzo (Granada, 2005); Mirar el aire (Bogotá, 2009); Siega (La Paz, 2011); Terral (Montevideo, 2013), Algún latido (México, 2016) y Animal de ayer (Santiago, 2018).
También las selecciones personales: Casa de huesos y Honduras de paso, (Mérida, 2002 y 2007); Horizonte de perros (Cali, 2005, La Paz, 2011), El pastor nocturno (Santo Domingo y Bogotá, 2012) y Cavado (hasta el silencio) (Sevilla, 2016). La piedad. Poesía reunida 1994-2013, Mantis Editores, México, contiene un estudio introductorio de César Eduardo Carrión. "Diario sucio. Un viaje por México" (2018)
Se desempeña como docente titular del programa de Comunicación Social de la Universidad del Cauca, en Popayán.
Se desempeña como docente titular del programa de Comunicación Social de la Universidad del Cauca, en Popayán.
El cielo que anda en la tierra
Una montaña con mis huesos,
un río con mis ojos y sus venas,
un árbol con mis manos.
un río con mis ojos y sus venas,
un árbol con mis manos.
Y mi voz en el viento memorioso
donde todo se encuentra enterrado.
donde todo se encuentra enterrado.
Ha crecido un árbol
En la lluvia que alegra su miedo.
En el juego que ata las sangres en un solo latir.
En la sombra que humedece la piedra
hasta volver a la raíz del agua.
hasta volver a la raíz del agua.
En la risa, sin fin, cayendo.
Rey en su trono
Desbocado en lo inmóvil
el grito al que nadie presta sus ojos,
paisaje extinto por el que ninguno pregunta.
el grito al que nadie presta sus ojos,
paisaje extinto por el que ninguno pregunta.
Así de enterrado es lo profundo
cuando la oscuridad cae del aire.
cuando la oscuridad cae del aire.
La mañana
Nada ahora parece ocurrir:
el alto cielo,
el agua insomne,
la piedra quieta.
el agua insomne,
la piedra quieta.
Nadie en cuanto habla,
ni tan siquiera esta huella
que tantos pasos lleva.
ni tan siquiera esta huella
que tantos pasos lleva.
Sombras de la hierba,
hebras del viento entorno;
guijarros todos de la lengua absuelta.
hebras del viento entorno;
guijarros todos de la lengua absuelta.
El que mira sus ojos cerrados
y ve crecer la distancia, la arena.
y ve crecer la distancia, la arena.
El aire allega la montaña a sus talas inciertas.
De: Terral, 2013
Muchacha del viento
La que pasa por el sol y no es sombra.
La que ninguna lluvia acalla
ni voz alguna escribe
porque es luz del canto.
ni voz alguna escribe
porque es luz del canto.
Así su andar entre rincones,
bajo aleros altos de calles ausentes.
bajo aleros altos de calles ausentes.
Por los hondos sembradíos, en que pasta el deseo,
la muchacha del viento florece.
la muchacha del viento florece.
En la distancia fugitiva de las nubes
la veo reposar, entre las piedras latir,
sobre la piel del agua donde abreva el aire.
la veo reposar, entre las piedras latir,
sobre la piel del agua donde abreva el aire.
Sus cabellos locos, como la risa, en mis torpes manos.
De: Siega, 2011
Piedra vacía
1.
Piedra,
sé un pensamiento mío.
sé un pensamiento mío.
La fijeza de mi mudez latente,
no la sombra de mi cuerpo, su herida.
no la sombra de mi cuerpo, su herida.
Yo tu posesión, mi huésped
en la voz; la habitación vacía de cada hueso.
en la voz; la habitación vacía de cada hueso.
2.
Colmada miseria
y perpetua errancia de la quietud.
y perpetua errancia de la quietud.
Piedra
¿Dicha vencida o mudez cantada?
En el puño cierto del llanto
cuánto hay de ti, siempre conmigo.
cuánto hay de ti, siempre conmigo.
3.
Sordo cielo mío de cada grito
pueblas la oscuridad de mi infancia.
pueblas la oscuridad de mi infancia.
El silencio en la voz te toca,
la nada te alegra,
la soledad te encierra.
la nada te alegra,
la soledad te encierra.
Vigilia oculta y serena de cada muerte.
4.
Piedra,
sé la fuga de mi caída.
sé la fuga de mi caída.
De: Piedra vacía, 2001
Con amor de piedra
El pájaro mira el cielo cautivo en el agua.
Gota a gota lo rompe.
Gota a gota lo rompe.
Y a sorbos, el reflejo de las alturas.
Al tornar la mirada del aire,
—ese volver al aire la mirada—
llenos de sed sus ojos tiemblan.
—ese volver al aire la mirada—
llenos de sed sus ojos tiemblan.
De: Mirar el aire, 2009
Todos los poemas de Felipe García Quintero fueron tomados de la página web del Festival Internacional de Poesía de Medellín.
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