Edgar Quisquinay Rojas (Guatemala)

2015: poeta invitado
Edgar Quisquinay Rojas (Guatemala)


Ciudad de Guatemala, noviembre de 1973. 
Escritor y educador. Ha publicado textos de poesía y narrativa en Guatemala, México y El Salvador. Cofundador junto a Estuardo Álvarez y Fredy Portillo de la Revista y Editorial Incubus.

Libros publicados:
·         Destinos probables de una sonrisa. Narrativa. Editorial Incubus, colección Utopías. 2002.
·         Palabras bajo el Cerezo. Narrativa. Edición conjunta con Estuardo Álvarez. Ediciones Incubus y Folio 114, Guatemala, 2002.
·         Visitando a Agneta Fäšlstkog. Poesía. Ediciones Alkimia, Colección Patria Sonora, Chiapas, México, 2007.

Por publicar:
·         Oficios. Poesía 

·         La tumba del Tiltik (Conversaciones con don Jesús Raymundo). Novela.




OBSERVACIÓN SIETE

Lo edificó sin método: las libreras apoyadas en las cuatro paredes de la habitación cubriéndolas completamente, desfigurándolas. Una silla enana a la par de la puerta, a la derecha al ingresar. La cama al centro de la habitación. Se podría caminar alrededor suyo, esquivando libros apilados en torres que semejaban cirios multicolores y deformes. Por todo el suelo papeles que mentían palabras ruinosas, que se jactaban de haber sido leídas. Un tragaluz desgarraba claridad de vez en cuando.

Repito que no hubo método alguno en su acumular.

Sin embargo, ese santuario de descanso, a la hora de su muerte, era un perfecto mausoleo.



RECETA

Recétele silencio.
Permítase el respiro,
sopese el significado de huir de su rostro,
de sus ojos y de sus labios
(que también fueron palabras).

Ocúltese.
Permute su libertad
en artilugios de escapatoria
y escondrijo.

Acobárdese.
Ancle sus naves
para la tormenta que jamás llegará,
apague sus luces,
no consienta mirada alguna,
ni que lo sientan,
lo quieran,
lo anhelen
como usted -buen par-
lo hace y presiente.

Aléjese.
Distancia y propio píe
son los instrumentos
del sagrado camino.
Cumpla carreteras,
puertos, terminales y aeropuertos,
añada maletas,
abrazos fingidos,
infames ausencias,
libretas para escribir delirios como éste;
kilómetros y parsimonia,
viento y mar
que se acumulan a sus espaldas.

Destrúyase.
Apoye su existencia
en desvelos y desmanes;
que sean sus manos
las forjadoras del anticipo de cadáver
que dentro de sí contiene.
Permita que -triunfante-
avance la tristeza.
Añore -cobarde-
la alegría pasada.
Vístase de ojerosa
depresión,
grite que ese olvido y el alcohol
son su mantra,
sus sueños,
cimientos de ese amor que
ella
nunca
logró
entender.

Intente
-decía-
olvidarla.





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