Carlos Manuel Villalobos (Costa Rica)
2015: poeta invitado
Carlos Manuel Villalobos (Costa Rica, 1968)
Carlos Manuel Villalobos (Costa Rica, 1968)
Es
Profesor Catedrático de Teoría Literaria y Semiótica en la Universidad de Costa
Rica. Del 2004 al 2012 fue Vicerrector de Vida Estudiantil de esta Institución
y actualmente ocupa el cargo de Director de la Escuela de Filología,
Lingüística y Literatura.
Es
doctor en Letras y Artes en Centro América por la Universidad Nacional
de Costa Rica, máster en Literatura Latinoamericana y licenciado en Periodismo
por la Universidad
de Costa Rica. Ha sido profesor de secundaria y además de la Universidad de
Costa Rica, ha dictado cursos en la Universidad Estatal a Distancia, la Universidad
Nacional de Costa Rica, la Universidad
de Castilla- la Mancha, España, y la Universidad Autónoma de México. Ha participado en festivales literarios y ha
dictado cursos y conferencias en Estados Unidos, España, México,
Centroamérica, Sudamérica y Egipto.
Ha publicado más de 40 ensayos de
crítica literaria en revistas especializadas nacionales y extranjeras. Entre sus publicaciones literarias están Los trayectos y la sangre (1992,
poesía); Ceremonias desde la lluvia (1995, poesía); El libro de los
gozos (2001, novela); El primer tren que pase (2001,
poesía); Tribulaciones (Guatemala 2003, cuento) Insectidumbres (2009, poesía), El ritual de los atriles (2014, disertaciones), Trances de la herida (México, en prensa)
y El cantar de los oficios (en
prensa).
Sus
poemas han sido publicados en antologías en Italia, Centroamérica y México, y
han sido traducidos al inglés, italiano y árabe.
Oruga
de fuego
A las
bailarinas
“El
alma del filósofo habita en su cabeza; el alma del poeta en su corazón; mas, el
alma de la bailarina late en todo su cuerpo”.
Gibrán Jalil
Gibrán
Se mueve el corazón de la semilla
y ella sabe la espiral de su
camino.
Giran la luna el sol y los
cometas
y ella entiende la magia de la
elipse.
Danza el viento su serpiente de
andar por los potreros
y ella puede seguirle el rastro
sin perderse.
Se mueve el río por las piedras y
los valles
y ella danza como danza el agua
cuando salta por la piedra.
Viene el mar marcando sus amares
en la arena
y ella salta sola, sola salta
como el sueño por las olas.
Ella baila el miedo, la alegría,
un pez del arrecife
Ella baila la esperanza, el odio,
la luz de la mañana.
Ella baila los espejos, la
tristeza, un cuchillo en el costado.
Ella baila flores, magia,
rito y todos los besos de la Tierra.
Solo ella sabe cómo escribir en
el viento una metáfora,
cómo gritar a gritos con el pie
desnudo.
Solo ella sabe cómo decir un
cisne con el ala moribunda
y a la vez salvarlo con un beso
de amor enamorado.
Mueve el pie, el vientre y cada
una de sus alas
Mueve la cintura, el silencio y
todos los deseos.
Toda bailarina es una oruga
que se desgaja el vientre y se
convierte en llama.
Afilador de colmillos
A
los afiladores
“El afilador de cuchillos
no viene en bici desde su casa, viene de otro tiempo”. Luis Chaves.
Es curiosa y casi loca esta manía
de andar de puerta en puerta
preguntando por el filo de las cosas.
Es curioso, pero es cierto:
paco a poco los puñales van perdiendo
su donaire,
y de tanto morder maderas
los serruchos, diente a diente,
se desgastan la finura,
y de tanto cortar los hilos de la vida,
yarda a yarda,
las tijeras van perdiendo el apetito.
Es por eso, que sí, que desde luego,
que venga y toque el timbre
el hombre de amolar cuchillos,
que afile todo en la cocina,
y de paso afile el ojo,
la lengua y el oído.
Que sí, que pase
y que lo afile todo:
el espejo que perdió el encanto
el reloj que se cansó del tiempo,
los colmillos de la historia
que dejó el olvido en el olvido.
Que sí que entre, desde luego,
que traiga la piedra de afilar y el esmeril
y deje con todo el filo de besar
el beso,
que hace tiempo no besaba
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